Colima, pequeño en extensión, pero grande en riquezas naturales, es el hogar de uno de los productos más apreciados en la cocina mexicana: el limón. Este fruto cítrico, indispensable en platillos y bebidas, ha encontrado en las tierras fértiles de Colima su lugar ideal para crecer y destacar por su sabor, jugosidad y calidad.
Para los mexicanos, el limón es uno de los ingredientes más versátiles y esenciales en nuestra gastronomía. Desde aderezar caldos y ensaladas hasta realzar el sabor de carnes y mariscos, su uso es casi imprescindible.
En bebidas, como aguas frescas o té, y en aceites esenciales, el limón brilla por su frescura y aroma. Sin embargo, no todos los limones son iguales, y los que se cultivan en Colima se destacan por su calidad y sabor, siendo reconocidos entre los mejores del país.
Los primeros cultivos comerciales de limón en Colima se remontan a la década de 1920, en haciendas de Nogueras, Buenavista y El Banco, ubicadas en los municipios de Comala, Cuauhtémoc y Coquimatlán. Con el paso del tiempo, la producción de limón se expandió a otras regiones como Tecomán y Armería, gracias a las fértiles tierras volcánicas que favorecen el crecimiento de este fruto.
Hoy, Colima es el segundo productor de limón más importante de México, consolidándose como un pilar de la economía agrícola de la región.
Gracias a su calidad, el limón colimense ha trascendido fronteras, exportándose principalmente a Estados Unidos, Japón y China. Su impacto en la gastronomía no es menor, ya que con él se elaboran una gran variedad de platillos y postres, desde pays y helados hasta carnes marinadas y mariscos.
Acompañar estos manjares con una refrescante jarra de agua de limón o una michelada elaborada con limones de Colima es la manera perfecta de disfrutar de este «oro verde» que la tierra colimense ofrece al mundo.
Visitar Colima no solo es un deleite para los sentidos por sus paisajes volcánicos y playas, sino también una oportunidad para saborear la frescura de uno de sus productos más emblemáticos: el limón.