En la zona poniente de Morelia se encuentra San Nicolás de Obispo, cuna del molcajete, y una de las 14 tenencias con las que cuenta el municipio, el cual tiene tiene 450 años de historia. Actualmente se compone de cuatro barrios: Barrio Bonito (parte principal de la zona), Barrio del Nipis, Barrio del Chicalote y Barrio de los Buenos Aires.
Uno de los aspectos que distinguen a esta comunidad es que la mayoría de sus habitantes se dedica a la elaboración artesanal de molcajetes y metates de piedra volcánica extraída del Cerro del Águila; lo hacen empleando la técnica conocida como “lapidaria”, que consiste en darle forma a una simple roca.
El aprendizaje de esta práctica se ha transmitido de generación en generación durante décadas y el resultado son auténticas obras de arte reconocidas no solo en México sino en todo el mundo.
La producción de este accesorio de la cocina mexicana es tan relevante que San Nicolás de Obispo ha sido reconocido como el mayor productor a nivel mundial de molcajetes; para celebrarlo, en 2018 elaboró uno de los molcajetes más grandes del mundo, el cual mide más de dos metros de diámetro, uno de altura y pesa cerca de cuatro toneladas.
Cómo se hace un molcajete
El proceso de realización de estas piezas es único y artesanal, a tal grado que el Instituto Mexicano de Propiedad Industrial (IMPI) dio a los productores de San Nicolás de Obispo reconocimiento de Marca Colectiva bajo el nombre Molcsanic.
Además de poder apreciar y adquirir estas piezas artesanales, al visitar esta tenencia moreliana te recomendamos visitar el Templo de San Nicolás Obispo del siglo XVI, admirar su portón que data del siglo XVIII, su retablo del siglo XVIII, y conocer su Cristo de pasta de caña de maíz del siglo XVI que fue una donación de Vasco de Quiroga.
También se pueden encontrar espacios de relajación con temazcal y masajes terapéuticos.