En Costa Rica, el café no es solo una bebida: es parte de la identidad, la historia y la forma en que se vive la vida. El país, reconocido mundialmente por su turismo sostenible, la aventura y el wellness, ha visto crecer una nueva tendencia que cautiva a viajeros de todo el mundo: el turismo del café.
Quien ha probado un café tico sabe que hay algo especial en él. Es complejo, diverso y siempre invita a hacer una pausa. Ya sea para iniciar el día, recargar energías o simplemente como excusa para compartir, cada sorbo es una experiencia que refleja la riqueza de la tierra volcánica y la pasión de quienes lo cultivan.
El mapa del café costarricense
Cada región cafetalera tiene su propia personalidad. En Guanacaste, por ejemplo, las montañas regalan granos con acidez brillante y carácter volcánico, mientras que el Valle Occidental se ha convertido en un referente de sostenibilidad y calidad artesanal.
En el Valle Central, el café está ligado al crecimiento cultural y económico del país; Tres Ríos, con su “taza más refinada”, es una parada obligada para los amantes del grano. Muy cerca, Tarrazú se ha ganado un nombre en el mundo entero con su café SHB, considerado entre los mejores por su intensidad y elegancia.
Más al sur, el pintoresco Valle de Orosi sorprende con cafés suaves y equilibrados, ideales para quienes buscan delicadeza en cada taza. En Turrialba, la proximidad al volcán se traduce en granos con carácter mineral, mientras que el Pacífico Sur, joven en tradición cafetalera, ofrece sabores frescos que nacen en pleno bosque húmedo tropical.
Más allá de la taza
El encanto del turismo del café en Costa Rica no se limita al grano. Cada región invita a vivir experiencias complementarias: senderismo en la Reserva de Monteverde, avistamiento de quetzales en Coto Brus, baños termales en Orosi, cataratas escondidas en Bajos del Toro o la imponente ascensión al Cerro Chirripó. Cada actividad se convierte en un maridaje perfecto entre naturaleza, cultura y sabor.

Un viaje que se saborea
Explorar la geografía del café en Costa Rica es recorrer la esencia del país desde otra perspectiva. Es adentrarse en haciendas familiares, caminar entre cafetales y descubrir que detrás de cada taza hay historias de tradición, innovación y orgullo local. Un viaje que se disfruta lentamente, como el mejor café: sorbo a sorbo.